El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, desoyó la propuesta del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y no incluyó en su informe sobre el Sáhara Occidental la ampliación del mandato de la Minurso, el contingente de "cascos azules" desplegado en el territorio.
El Alto Comisionado le sugirió añadir un párrafo a su informe pidiendo al Consejo de Seguridad de la ONU ampliar las competencias de Minurso para que pueda vigilar el respeto de los derechos humanos en la antigua colonia española y en los campamentos de refugiados de Tinduf (suroeste de Argelia).
Ban Ki-moon entregó su informe al Consejo de Seguridad el viernes por la noche, con nueve días de retraso sobre la fecha prevista, a causa de las tensiones que su redacción generó. El máximo órgano de la ONU empezará a estudiar el documento este lunes y se pronunciará definitivamente el 27 de abril. Decidirá, probablemente, prorrogar un año el mandato de la Minurso.
En lugar de encargar a Minurso esa tarea de vigilancia, Ban Ki-moon apuesta porque el respeto de esos derechos corresponda al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, un organismo menos eficaz y que no tiene presencia en el territorio. Aún así, confía en que pueda ejercer su labor de forma "independiente, imparcial y duradera".
El representante Frente Polisario ante la ONU, Ahmed Boukhari, consideró que el deseo de Ban Ki-moon de implicarse, aunque sea tímidamente, en la defensa de los derechos humanos era "un paso en la buena dirección", aunque su movimiento, que lucha por la independencia del Sáhara, hubiera preferido ampliar las competencias de la Minurso.
A ello se opuso Marruecos con la ayuda de Francia cuyos representantes ante la ONU tuvieron acceso, según la web informativa norteamericana especializada Inner City Press, al borrador del informe que redactaba Ban Ki-moon. Éste cedió a las presiones de París y se olvidó de la recomendación del Alto Comisionado.
La Minurso es el único contingente de mantenimiento de la paz desplegado en África que carece de competencias en materia de derechos humanos. Fue creada en 1991 para vigilar el alto el fuego entre Marruecos y el Polisario y para organizar un referéndum de autodeterminación en el territorio, una tarea que dejó de cumplir en 1999.
Ban Ki-moon recalca en su informe que las revueltas en el mundo árabe hacen más necesario que nunca lograr la paz en el Sáhara. "Los llamamientos a mayores derechos políticos y económicos [en la región] colocan ante nuevos desafíos a la estabilidad y seguridad en el Sáhara Occidental que pueden, potencialmente, amenazar el statu quo" y provocar nuevas rachas de violencia.
El secretario general hace también una descripción pormenorizada del desmantelamiento, a la fuerza, del campamento de protesta erigido en octubre en las afueras de El Aaiún por los antidisturbios marroquíes. Marruecos sale mal librado de esa exposición.
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