En
la hora en que en todos los rincones del Sáhara Occidental, y
dentro de las
casas de todos los y las saharauis se experimenta una sensación
íntima de
alivio y alegría por la liberación de Ahmed Naciri, Ali Salem
Tamek, Brahim
Dahan y Ahmed Keinan, desde la Coordinadora Estatal de
Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-Sáhara)
queremos unirnos a este
instante de satisfacción que nos gustaría poder experimentar de
una forma más
completa y sin reserva alguna.
Un
estado de ánimo que no llegaremos a disfrutar sino cuando esta
libertad
otorgada provisionalmente por los jueces se haga definitiva con
la absolución
de quienes se han visto sometidos por las autoridades marroquíes
a una
persecución absurda e injustificada que buscaba provocar el
miedo y el
desaliento entre el resto de la población saharaui de los
territorios ocupados.
Dieciocho meses de prisión en espera del juicio y una sentencia
que aún no ha
llegado en el caso de los tres primeros, y reiteradas y
arbitrarias detenciones
en el otro caso, son el evidente testimonio de un uso abusivo y
coercitivo de
la justicia como forma de amenaza y medio de presión sobre la
ciudadanía. Una
evidencia que se intenta disimular con este medida que se aplica
a pocos días de
que el Consejo de Seguridad se reúna para decidir, entre otros
asuntos, acerca
de la posible incorporación de la supervisión y garantía de los
derechos
humanos en el Sáhara Occidental a las competencias de la MINURSO (Misión de las Naciones
Unidas para el
Referéndum en el Sáhara Occidental) y que, hace un año, fue
denegada por el
veto expreso de Francia quien hoy dice defender la legitimidad y
los derechos
de la población en Costa de Marfil y Libia.
Una
alegría que no llegará hasta nuestros corazones mientras decenas
de presos y
presas saharauis, que aún se encuentran en las cárceles de
Marruecos por
delitos de opinión, no las abandonen en completa libertad y con
sus legítimos
derechos, que no sus cuerpos maltratados, plenamente
restaurados. Una situación
difícilmente imaginable cuando, coincidiendo con estas
liberaciones ha sido
detenido Ahmed Elmussaui, miembro de la Comisión de diálogo del
campamento de Gdeim Izik,
prosiguiendo la larga lista de encarcelamientos y torturas que
se han venido
incrementando en estos últimos cuatro meses.
Un
contento que no será pleno sino cuando consideremos que los
derechos de un
pueblo al que se ha reducido a minoría dentro de su propia
tierra mediante la
maniobra política que facilita la instalación masiva de colonos
marroquíes,
sean respetados mediante la tutela de la MINURSO
y la supervisión de quienes libremente accedan al territorio
(medios de
comunicación, comisiones parlamentarias y de juristas,
delegaciones de ONG’s y
defensores de los derechos humanos…); y que su capacidad para
luchar
democráticamente por sus ideales sea reconocida, y su derecho a
un referéndum
de autodeterminación en el que puedan decidir libremente acerca
de su futuro y
su destino sea universalmente aceptado sin reserva alguna.
Sólo
entonces, en ese supremo instante de libertad soberana, nuestra
satisfacción, y
la de los y las saharauis, la de todos los ciudadanos
conscientes del mundo,
será plena.
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