La Nueva España - Myriam MANCISIDOR
Un profesor del Palacio Valdés y una integrante de Vacaciones en Paz visitan los siete colegios saharauis hermanados con centros de Avilés.
Luis Miguel Díez Mera, profesor del colegio Palacio Valdés y María del Carmen Álvarez Martínez, responsable en Avilés del programa Vacaciones en Paz, saborearon tragos de té amargos como la vida, dulces como el amor y ácidos como la muerte en El Aaiún. Ambos se desplazaron a los campamentos saharauis como representantes del proyecto avilesino de hermanamiento escolar y tuvieron la oportunidad de conocer el ritual del té, pero también las necesidades más acuciantes de los niños: bolis y libretas. En la maleta se trajeron, así, peticiones para mejorar la calidad de vida de los escolares saharauis. También las sonrisas de los más pequeños, a los que les llevaron pancartas, lápices, escudos y cartas elaboradas por los profesores, alumnos y miembros de las asociaciones de madres y padres de los siete colegios avilesinos que a día de hoy están hermanados con seis centros de El Aaiún y uno de Dagla. «En los centros educativos nos pidieron material y en el centro de educación especial, formación. También solicitaron pequeñas ayudas para que los niños puedan tomar un tentempié a media mañana, pizarras, balones...», explicaron los viajeros, que dejaron encuestas en los centros que recorrieron y a los que esperan dedicar más tiempo en una próxima visita.
El objetivo de viaje, según el edil de Participación Ciudadana, Miguel Ángel García, que no viajó al Sáhara con la expedición para ahorrar costes, destacó que el objetivo del hermanamiento escolar solidario con los colegios de El Aaiún es que «haya un conocimiento entre las culturas española y saharaui favoreciendo el respeto mutuo y el entendimiento entre los pueblos».
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