sábado, 16 de abril de 2011

Ante la liberación de los tres de Salé



En la hora en que en todos los rincones del Sáhara Occidental, y dentro de las casas de todos los y las saharauis se experimenta una sensación íntima de alivio y alegría por la liberación de Ahmed Naciri, Ali Salem Tamek, Brahim Dahan y Ahmed Keinan, desde la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-Sáhara) queremos unirnos a este instante de satisfacción que nos gustaría poder experimentar de una forma más completa y sin reserva alguna.



Un estado de ánimo que no llegaremos a disfrutar sino cuando esta libertad otorgada provisionalmente por los jueces se haga definitiva con la absolución de quienes se han visto sometidos por las autoridades marroquíes a una persecución absurda e injustificada que buscaba provocar el miedo y el desaliento entre el resto de la población saharaui de los territorios ocupados. Dieciocho meses de prisión en espera del juicio y una sentencia que aún no ha llegado en el caso de los tres primeros, y reiteradas y arbitrarias detenciones en el otro caso, son el evidente testimonio de un uso abusivo y coercitivo de la justicia como forma de amenaza y medio de presión sobre la ciudadanía. Una evidencia que se intenta disimular con este medida que se aplica a pocos días de que el Consejo de Seguridad se reúna para decidir, entre otros asuntos, acerca de la posible incorporación de la supervisión y garantía de los derechos humanos en el Sáhara Occidental a las competencias de la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) y que, hace un año, fue denegada por el veto expreso de Francia quien hoy dice defender la legitimidad y los derechos de la población en Costa de Marfil y Libia.

Una alegría que no llegará hasta nuestros corazones mientras decenas de presos y presas saharauis, que aún se encuentran en las cárceles de Marruecos por delitos de opinión, no las abandonen en completa libertad y con sus legítimos derechos, que no sus cuerpos maltratados, plenamente restaurados. Una situación difícilmente imaginable cuando, coincidiendo con estas liberaciones ha sido detenido Ahmed Elmussaui, miembro de la Comisión de diálogo del campamento de Gdeim Izik, prosiguiendo la larga lista de encarcelamientos y torturas que se han venido incrementando en estos últimos cuatro meses.

Un contento que no será pleno sino cuando consideremos que los derechos de un pueblo al que se ha reducido a minoría dentro de su propia tierra mediante la maniobra política que facilita la instalación masiva de colonos marroquíes, sean respetados mediante la tutela de la MINURSO y la supervisión de quienes libremente accedan al territorio (medios de comunicación, comisiones parlamentarias y de juristas, delegaciones de ONG’s y defensores de los derechos humanos…); y que su capacidad para luchar democráticamente por sus ideales sea reconocida, y su derecho a un referéndum de autodeterminación en el que puedan decidir libremente acerca de su futuro y su destino sea universalmente aceptado sin reserva alguna.

Sólo entonces, en ese supremo instante de libertad soberana, nuestra satisfacción, y la de los y las saharauis, la de todos los ciudadanos conscientes del mundo, será plena.

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