La voz de Avilés - 06/07/2013
Por decimonoveno año consecutivo, Avilés se ha convertido en el destino vacacional y humanitario de un amplio número de niños del Sahara. En el marco del programa Vacaciones en Paz, impulsado por la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui, 150 menores saharauis llegaron ayer a Asturias desde los campos de refugiados situados en Tinduf (Argelia). Otros 100 arribarán a lo largo del día de hoy. De ellos, quince pasarán julio y agosto con familias avilesinas.
Durante los meses de verano, estos 15 niños harán nuevos amigos, conocerán la cultura asturiana y participarán en los distintos Talleres Infantiles de Avilés (TIA), organizados por la Concejalía de Educación. También recibirán asistencia médica básica, pues, como reconocen desde la asociación organizadora, «enfermades que aquí se curan en una semana, allí pueden acabar con la pérdida de ojos u oídos». No obstante, «apenas hay dolencias graves que tratar».
El primer grupo partió del aeropuerto militar de Tinduf a las 17 horas del pasado jueves, y llegó a Asturias ayer, a las 10.30 horas. Desde el aeropuerto de Ranón se les llevó al Centro Cívico de Los Canapés, donde se les entregó comida y bebida, y fueron recibidos por la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, y por distintos miembros de su gabinete y de las asociaciones organizadoras. Allí les aguardaban también sus familias de acogida.
Ahmed Salama, nombrado recientemente delegado saharaui en Asturias, quiso agradecer la «solidaridad de la gente de Asturias, un pueblo concienciado de nuestros problemas». «A pesar de la crisis, muchas de las familias mantienen este compromiso. He estado antes en Angola y en Navarra, pero esta capacidad de resistencia sólo la he visto aquí. En otras partes la solidaridad ha caído casi a la mitad».
Pero la crisis sí que se ha hecho notar en el espíritu solidario de los asturianos. En la edición pasada de este programa casi 300 familias se ofrecieron voluntarias para acoger a un niño saharaui cada una. Este año la cifra se ha reducido a 250.
Covi y Jose Luis constituyen una de las familias que se siguen manteniendo al pie del cañón. «Hace ya 18 años que acogemos a niños», afirmó Covi. «En 1996 leí de este programa en un periódico, cuando todavía lo organizaba la Cruz Roja. Desde entonces, todos los años vienen y todos los años procuramos ir, aunque esta última vez, por lo de la Primavera Árabe, no nos han dejado».
Para Alberto Suárez Montiel, vicepresidente de la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui, iniciativas como ésta responden no sólo a una necesidad humanitaria, sino también histórica. «La situación por la que atraviesa el Sahara es la herencia directa de nuestra presencia colonial allí, de la descolonización y del abandono del último Gobierno de la Dictadura y por los primeros de la Transición. Nosotros recogemos el testigo».
Montiel también se esforzó por desterrar ciertos mitos acerca de los niños que han llegado. «Solemos verlos como a personas desamparadas, y no es así. Todos ellos pertenecen a familias perfectamente estructuradas. No son niños huérfanos ni abandonados. Su situación personal no es peor que la nuestra». Es por ello por lo que el viceprisedente reconoció que «en las despedidas, las únicas que suelen llorar son las familias».
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