El comercio - Jesús González - Avilés - 30/05/13
Los recortes por la crisis también llegan a las Vacaciones en Paz que disfrutan cada año en Asturias niños residentes en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf. Este año, la previsión con la que trabaja la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui es que aterricen en los primeros días de julio en Asturias un total de 280 niños. De ellos, una treintena se quedarán con familias de la comarca de Avilés. El año pasado, la cifra total de menores saharauis de vacaciones en la comunidad autónoma fue de 300, y en 2011 había sido de 326.
Se trata, pues, de un descenso del 15% en dos años, 46 niños menos que podrán este año desconectar por dos meses de la vida de los campamentos. Pero ese descenso se dará siempre que se cumpla la mejor de las previsiones.
«La crisis se está notando en el programa por dos motivos», explica el vicepresidente de la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui, Alberto Suárez Montiel. «Por un lado, están los recortes de las aportaciones que realizan las administraciones públicas: ayuntamientos, Principado... y que sirven para costear el viaje de los niños, el traslado desde Tinduf a Asturias», cuenta. Pero, por otro lado, «está la disminución del número de familias que se ofrecen a acoger a los niños», añade Suárez.
Y ese menor número de familias se ha hecho notar especialmente este año. La asociación está a la búsqueda urgente «de quince familias» que estén dispuestas a acoger en su casa durante los meses de julio y agosto a un niño saharaui. Si no se logra esa cifra, quince de los 280 niños que tienen previsto venir a Asturias a pasar sus Vacaciones en Paz, tendrán que quedarse en los campamentos.
«No quedará más remedio que comunicar a los campamentos que no podrán venir todos, algo que nos resulta muy desagradable», comenta Suárez Montiel, quien, no obstante, confía en que, aunque sea a última hora, se pueda completar el cupo de familias de acogida necesario para el total de los niños que inicialmente se prevé traer a Asturias.
Los responsables de la asociación encargada de captar recursos para que se pueda desarrollar el viaje de los niños, organizado en colaboración con el Ministerio de Juventud y Deporte del Frente Polisario, dan por hecho que la situación económica ha propiciado el descenso en el número de familias que se ofrecen a acoger a los menores. No en vano, albergar a un niño durante dos meses comporta unos gastos. «Las familias de acogida se encargan de la manutención durante dos meses», explica Suárez. Ello implica, normalmente, gastos no solo en comida y alojamiento, sino también en vestido y ocio, siempre según el criterio de la familia de acogida.
Así pues, la crisis está teniendo ya su efecto también en ese respiro estival que desde hace años se viene ofreciendo a niños de entre 9 y 12 años de edad residentes en los campamentos ubicados en territorio argelino. En caso de que no se cubra el objetivo de sumar quince familias al programa a lo largo del próximo mes, los principales afectados serán precisamente los de más corta edad, niños que participarían por primera vez en el programa y que tienen «entre 9 y 10 años de edad», comenta Suárez.
Las familias interesadas en sumarse al programa -parejas o personas solteras-, «no tendrán que cumplir más trámite que un informe de capacitación para el acogimiento y rellenar una ficha de acogida en la que se incluyen datos como el DNI o el número de la Seguridad Social, de modo que se pueda atender al niño en caso necesario durante su estancia», explica Suárez.
Dichos trámites pueden realizarse poniéndose en contacto, bien con la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui, bien a través de los Servicios Sociales de los ayuntamientos de la comarca. En principio, ese proceso se podría cubrir hasta la última semana previa a la llegada de los niños, prevista para los primeros días del mes de julio. El resto de trámites relativos a los visados de los menores, son realizados por la propia asociación a través de la consejería de Bienestar Social del Principado y del servicio de Extranjería de la delegación del Gobierno en Asturias.
A partir de ese momento, y si se logra cubrir esa quincena de vacantes, los 280 niños saharauis podrán empezar sus Vacaciones en Paz en Asturias. Los menores que ya hayan participado previamente en el programa volverán a las familias con las que ya convivieron en años anteriores. En el resto de casos, tanto los menores como quienes les acojan, empezarán todo un proceso de adaptación que puede prolongarse por un periodo de «ocho o diez días».
«Los casos en los que no se da la adaptación son realmente muy escasos, muy puntuales», cuenta Suárez. Por lo general, y más tratándose de niños de corta edad que nunca han salido de los campamentos, «se encuentran abrumados, extrañan a sus familiares, y eso puede dar lugar a situaciones que agobien a la familia de acogida». Pero, «una vez que pasan unos días y se pasa ese tirón, ya no hay más problemas», relata Suárez.
En otras ocasiones, el esfuerzo a realizar por las familias de acogida viene dado por la detección de un problema de salud en el niño que llega a pasar sus vacaciones en paz. A los menores, una vez en Asturias, se les somete a un chequeo y, también en algún caso puntual, «se ha llegado a necesitar un ingreso hospitalario por un tiempo, lo que provoca agobios en la familia de acogida», añade Suárez. No obstante, en todos los casos las familias cuentan con el acompañamiento permanente de la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui, así como de los cinco monitores enviados por el Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática. Además, a lo largo de los dos meses de estancia se realizan diversas jornadas de convivencia en las que se reúnen niños y familias.
Lo normal, de hecho, es que la experiencia sea positiva para ambas partes, tanto para los niños como para las familias de acogida que, en su mayoría, continúan en el programa en años sucesivos e incluso se implican en mayor medida en conocer y tratar de mejorar la situación de los miles de refugiados saharauis en los campamentos de Tinduf, cerca de la frontera de los territorios ocupados por Marruecos.
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