PATRICIA CAMPELO - Público - 10/11/2012
Una marcha en Madrid exige el fin de de las constantes trabas que pone Exteriores para viajar a los campamentos de refugiados. "Que deje de crear alarmismo", dicen al ministro.
Con el impulso que ha dado la visita del representante personal del secretario general de la ONU para el Sáhara, Christopher Ross, a las ciudades ocupadas y a los campamentos de refugiados, miles de personas se han manifestado hoy en Madrid en solidaridad con el pueblo saharaui.
Después de 38 años de conflicto, el encuentro de Ross con saharauis que viven a ambos lados del muro minado levantado por Marruecos para separar el Sáhara ha supuesto un paso esperanzador. "Es la primera visita que hace el delegado de la ONU a los territorios ocupados después de que Marruecos le retirara su confianza", explica a pie de manifestación Brahim Gali, representante de los jóvenes saharauis (UJSARIO) en Europa.
Este factor, junto con el descontento provocado por los últimos acontecimientos -como la expulsión de 18 activistas españoles que trataron de llegar a El Aaiún esta semana- , ha sido clave para explicar la masiva participación. Así opina también José Taboada, presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones de solidaridad con el Sáhara (CEAS). "La solidaridad va en aumento, al igual que la impaciencia; la visita de Ross es un paso esperanzador y demuestra que la ONU se impone y Marruecos lo ha podido vetar". Y, ¿cuál es el mensaje que le llevan al ministro Margallo?: "Vamos a decirle que no vamos a abandonar a los saharauis, que no sean utilizados como moneda de cambio y se reconozca que son parte de nuestra historia". "También, que no puede crear alarma social", añade Taboada en referencia a la alerta del ministerio de Exteriores que puso en duda la seguridad en los campamentos de refugiados el pasado verano.
El mismo mensaje trae desde Valdepeñas Carmen Arraque, miembro de la asociación local Hausa, y madre de acogida de tres jóvenes saharauis. Carmen lleva más de 15 años viniendo a la manifestación que recuerda el traspaso de soberanía que hizo España del Sáhara a Marruecos y Mauritania, el 14 de noviembre de 1975, en virtud de unos acuerdos ilegales a efectos de la comunidad internacional. "He ido varias veces a los campamentos de refugiados y no tengo ningún miedo, me siento muy segura allí", confiesa. Con los jóvenes saharauis que pasaron los veranos en su casa de niños mantiene una relación constante, sigue apoyándoles y asegura que siempre les ha animado a que estudien "sin abandonar su causa".
Y que es muchos ven en los jóvenes saharauis la resolución de un conflicto enquistado desde hace casi cuatro décadas. "Sin el fervor revolucionario de la juventud, no hay esperanza", entona Brahim Gali a mitad del recorrido de la manifestación que termina frente al ministerio de Exteriores. "Como joven, sé que el futuro está en nuestras manos, y tenemos que seguir reivindicando lo que nos arrebataron hace 38 años". "Hace cinco días terminó una ronda de negociación, y se están dando pasos hacia adelante", asegura.
Los logros que identifica Gali tienen que ver con la educación, la cultura y el aspecto político y económico. Un ejemplo es el veto de la Unión Europea a renovar el acuerdo de pesca con Marruecos e impedir así que los barcos faenen en aguas del Sáhara, cuyo pueblo que no se beneficia de esa pesca.
Morir por falta de medicinas.
Gali es médico y trabaja en España, pero utiliza sus vacaciones para ejercer en los centros de atención sanitaria de los campamentos de refugiados. Además del caso de Ahmed Moulay, fallecido esta semana de cáncer sin cuidados paliativos, destaca otros casos de saharauis que están muriendo por falta de recursos farmacéuticos. "El año pasado falleció una niña de cuatro años porque no había antídoto contra la picadura que recibió de una serpiente", lamenta. "Faltan muchos recursos, como insulina para diabéticos o incluso leche para niños intolerantes a la lactosa".
Los motivos que han llevado al joven saharaui Jatri, nacido en los campamentos de refugiados, tienen que ver con la esperanza de alcanzar "un futuro mejor". Jatri hizo un curso de comunicación y trabajó en la Radio Nacional de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en Rabuni, la capital administrativa del Sáhara refugiado. Lleva dos meses en España y es la primera vez que acude a la manifestación. Observa atónito el torrente de gente con banderas de su pueblo que sube por la calle Atocha hasta la sede de Exteriores.
"Esto le viene muy bien a la causa", augura. Tiene esperanzas incluso en el gobierno del PP. "Hasta ahora no han hecho nada, pero hay un nuevo equipo; vamos a ver".
Entre los más de 7.000 asistentes, según CEAS y las organizaciones convocantes, también se encontraba Lafkir Kaziza, el joven saharaui que inició una huelga de hambre el pasado verano frente a la embajada de Marruecos en Madrid. Kaziza pidió entonces libertad para los presos políticos saharauis y, aunque la iniciativa no logró su propósito y su salud quedó resentida, asegura que volvería a hacerlo. "Fue una denuncia pública por la libertad, y lo repetiré siempre que sea necesario", sentencia apostado tras una pancarta que sostiene con dificultad porque aún tiene el brazo afectado por una paliza que recibió de la policía de Marruecos. Ahora vive en Valladolid: "No podría volver a las ciudades ocupadas, allí mi vida corre riesgo".
A la histórica protesta que se realiza cada año en Madrid desde hace dos décadas llegan personas solidarias con el Sáhara procedentes de numerosas ciudades españolas. El itinerario, como en anteriores convocatorias, ha terminado frente al ministerio de Exteriores donde los actores Carlos Bardem y Rosa María Sardá han leído un manifiesto de apoyo al pueblo saharaui.
El delegado del Frente Polisario en España, Bucharaya Beyún, ha reclamado al Gobierno español que asuma su responsabilidad histórica. "España no estaba legitimada para entregar el Sáhara en 1975, por lo que sigue siendo la potencia administradora", ha recordado. Asimismo se ha referido a la expulsión de los 18 cooperantes españoles y ha señalado que "si hubieran sido ciudadanos franceses no habría pasado lo mismo". "No se puede contentar a Marruecos en detrimento del pueblo saharaui", ha sentenciado.
Por su parte, Taboada anunció que no van a cesar los viajes a los campamentos pese a la alerta de seguridad. "Vamos a seguir yendo a las jaimas con nuestras familias saharauis". Y le ha recordado al PP que cuando estaba en la oposición hablaba de los derechos de este pueblo "y al llegar al Gobierno parece que se les olvida".
Los aplausos más calurosos han ido para los cooperantes Enric Gonyalos y Ainhoa Fernández, secuestrados en Rabuni en octubre de 2011 y puestos en libertad tras nueve meses de cautiverio. "Ratificamos nuestro compromiso con el pueblo saharaui y anunciamos que muy pronto volveremos a los campamentos", ha señalado Gonyalos. El cooperante andaluz Pepe Oropesa, el único español que decidió permanecer en los campamentos este verano tras la repatriación de doce españoles, ha incidido en la seguridad asegurando que "más de uno hubiera hecho lo que yo".
Por último, la cantante saharaui Mariem Hassan ha puesto, con su música, las notas finales a la manifestación que ha reclamado un año más la autodeterminación del Sáhara.
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